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martes, 4 de octubre de 2011

Picante a la tacneña, Vals


Entramos a la culinaria de Tacna, a través de melodías. En esta oportunidad mostramos un vals del Prof. Luis Cavagnaro Orellana...

PICANTE A LA TACNEÑA

(vals)
Picante a la tacneña,
mi plato preferido,
potaje predilecto
de toda la región.

Guardo de mis ancestros
con especial cuidado,
cantidades y pasos
de su preparación.

Para treinta personas,
quince kilos de papa;
dos atados de charqui
y una pata de res;
medio litro de aceite
y dos kilos de guata,
y un cuarto de ají seco,
para sacar la tez.

Para ablandar el charqui
hay que hacerlo tostar,
oreando pata y guata
buen sabor tomará.

Moler el ají seco,
mejor si es en batán,
cocerlo a fuego lento
y el aceite aumentar. (bis)

Haciendo hervir las carnes
un caldillo obtendrás,
cuando el ají esté a punto,
lento lo mezclarás,
con las papas cocidas,
después aumentarás;
comienza el aderezo
con orégano y sal.

Si sale muy picante,
se sirve con arroz,
se acompaña con vino,
de chacra si es mejor.

Concluyen los secretos
de la preparación,
tenga usted buen provecho,
termina la canción. (bis)
(Prof. Luis Cavagnaro Orellana)

lunes, 19 de septiembre de 2011

Callejones de Tacna, Vals

CALLEJONES DE TACNA
(vals)
Callejones de Tacna,
dignísimo Caplina,
testimonios perpetuos
de masacres y glorias,
románticos senderos
de quietud infinita
desplegados en patios
arrullados por vilcas.
Los frondosos granados
que escoltan tu camino,
reflejan en sus flores
la sangre del ayer.

Y el rumor del Caplina
es el eco de un grito,
que estremeció la fibra
de todo un continente;
es el grito de Zela
que lleva en el torrente
irrigando valores,
en los hijos de hoy. (bis)

Las acequias bordean
en su ondulante cauce;
callejones tacneños
de enigmático rostro,
y los cañaverales,
como dardos gigantes,
controlan vigilantes,
el andar de los años;
resistiendo soberbios
el avance incansable,
del constante urbanismo
que acecha sin cesar.

Y el rumor del Caplina
es el eco de un grito,
que estremeció la fibra
de todo un continente;
es el grito de Zela
que lleva en el torrente
irrigando valores,
en los hijos de hoy. (bis)

Callejones de Tacna,
dignísimo Caplina.
(Prof. Marco Aurelio Tapia Alarcón, Tacna)

Fuente: de un libro inédito nuestro

jueves, 11 de agosto de 2011

Las Cautivas, canción tacneña


Seguimos con la difusión de las melodías compuestas sobre Tacna, en diversos tiempos. Un hecho que converge dentro de la memoria colectiva de Tacna es su cautividad. Hemos encontrado el vals "Las Cautivas" de autor anónimo, desarrollada a comienzos del siglo XX.

LAS CAUTIVAS
 
Somos dos heroicas hermanitas
hijas del Perú,
nos hallamos prisioneras
en el Sur

De la melodiosa música incaica
su eco oímos con amor,
patria del noble Atahualpa,
capitán del imperio
de los hijos del sol.

Patria amada con eco de las quenas
solivianita corazón del buen peruano,
noble de tradición, noble de tradición.


La esperanza en las cautivas se confía
en su probado heroísmo
para abrazar orgullosas
nuestro amado pabellón.

Con el dúo de las quenas
las cautivas cantarán,
en la cumbre de aquel Morro
el peruano vibrará.

Con el dúo de las quenas
las cautivas volverán
adorada patria amada
les daremos libertad.
(Anónimo)

El Caplina (chacarera tacneña)


Estamos en agosto, el mes de Tacna, por tanto debemos de mostrar novedades. En esta oportunidad publicamos la chacarera tacneña "El Caplina", con letra de Omar Zilbert Salas y la música de Eduardo Pérez Gamboa.

          EL CAPLINA
                              I
Yo tengo junto a mi campo,
junto a mi campo, mi campesina,
un día llegó a mi lado,
llegó a mi lado cual golondrina.
Ella anima mi vida con su alegría
me da besitos entre caricias y regalías,
por las mañanas… Todos los días.
            Estribillo

Ven… río Caplina,
trae a mi huerto tu agua divina,
ven… que aquí te espera,
nuestra caricia de primavera.
Ven… mira esos nidos,
y los polluelos recién nacidos.
Ay… junto a las flores,
con que adornamos nuestros amores.
                    II
Llegamos junto a las eras,
junto a las eras de madrugada,
y el sol brilla sus trenzas,
brilla sus trenzas con la alborada;
ella va abriendo surcos y sementeras,
y va cantándole a los maizales sus alegrías,
por las mañanas todos los días…

Después, cuando en la noche,
cuando en la noche la luna crece,
y el brillo de las estrellas,
de las estrellas, me la embelese,
ella sueña en mis brazos con la esperanza,
de tener hijos para besarlos en las mejillas,
todas las noches… todos los días…
            Estribillo